El pueblo Saharaui, desde 1975 se ve humillado.
El Sahara Occidental se encuentra en África y forma parte del desierto del Sahara.
Aquí, viven en unas condiciones en la que no poseen los medios o recursos suficientes para vivir. Pero su afán de hospitalidad, hace que den lo poco que tienen.
Habitan en tiendas de campañas ya que no tienen las mismas construcciones que nosotros. Sus únicas construcciones son de adobe y se emplean para albergar sus escuelas, sus talleres de trabajo, sus centros sanitarios y últimamente también sus casas. No disponen de agua corriente ni de electricidad y el agua la obtienen excavando pozos en la arena.
El vestido femenino en el Sahara está compuesto de melfa, chamir e izar. Los elementos característicos de mujeres, como el peinado, varía: al sur del Draa se levanta sobre la cabeza un complicado peinado en forma de moño, y al norte el peinado se realiza a un lado o con raya en medio. El traje masculino Saharaui se compone de derrás, ya-badur, fuquia e izar (turbante). El pantalón es lo que varia, mientras que en el norte del Draa es estrecho y ceñido (se utilizan unos dos metros y medio de tela) en el sur es extremadamente amplio (necesita unos siete metros de tela). La población Saharaui es de origen beréber, pero con influencias semitas y negroides, hablan un dialecto árabe con características propias llamado “Hassania”. Socialmente están divididos en Cabilas o tribus y su forma de vida, normalmente es el nomadeo pastoril. Aunque cada uno y cada una es libre de elegir su religión, la mayoría de los Saharauis son de religión Musulmana. Los días festivos de los Saharauis son el jueves por la tarde y los viernes. El setenta por ciento de los aproximadamente 300.000 refugiados son niños y niñas. Los niños y niñas Saharauis apenas se pelean, ni lloran, han nacido y se han criado en lo más inhóspito del desierto. Niños que no han conocido oasis, ni ciudades, ni ríos, ni montañas y cuyo cuidado es compartido entre las mujeres de la barriada. La educación islámica no es fácil. Darla en unas condiciones en las cuales el escaso material escolar disponible es aprovechado al máximo: el mismo libro lo comparten cuatro niños, las mismas láminas de dibujo rotan de mesa en mesa, apenas existen mapas, para mantener la enseñanza del español como segunda lengua sin apenas libros de texto, etc. Algunos escolares han pasado uno o dos meses de su vida fuera del desierto, en campamentos y colonias de verano sufragadas por organizaciones amigas. Los más afortunados han estado esos dos meses acogidos por familias solidarias, y así, han podido ver el mar y las montañas, y serán los encargados de explicárselo a los compañeros que nunca lo vieron y probablemente muchos no verán. Hoy los niños entre 3 y 16 años, están todos escolarizados y el absentismo escolar es prácticamente inexistente. Hay también escuelas para adultos, una escuela de formación para mujeres y guarderías. Las clases para los niños de mediana edad suelen comenzar a las nueve de la mañana, acabando su jornada a las cinco de la tarde, con un pequeño descanso para almorzar. Cantan canciones, aprenden el abecedario, a multiplicar... En las escuelas no hay prácticamente material escolar, una tiza es un tesoro y el papel es un bien escaso y deseado. Los chicos adultos tienen profesores muy estrictos; el desorden no existe y se funciona y trabaja a toque de silbato. Los profesores no juegan con los alumnos y en todo momento procuran guardar las distancias. Los chicos adultos una vez acabado el internado, si desean continuar estudiando se ven obligados a salir al extranjero, principalmente a Cuba, Argelia y en algún caso a España, permaneciendo muchos años fuera de sus hogares. Los niños disminuidos físicos y psíquicos están en una escuela de educación especial, o bien en su casa de la que no suelen salir habitualmente. |
0 comentarios:
Publicar un comentario